viernes, 10 de julio de 2009

QUIEN HABLA





QUIEN HABLA


Yo miro, te observo, me pregunto…
Mientras soporto y padezco una extraña inquietud
Un vacio, un silencio que apruebo y desapruebo
Que me lleva a laberintos donde me pierdo.
El día a dia, sus momentos, este avance en retroceso
Que me mantiene cómo acorralado, cómo preso.
Que me invade mientras esta noria llamada vida
Rueda y rueda, jira y jira y, en este redondeo
También giro, también ruedo en movimiento incesante
Que va provocando en mí tanto desvelo.
Los ojos obnubilados, lacrimógenos, cegados
Cómo cubiertos de arena, no alcanzan a divisar
Ése horizonte soleado, ni ésa Luna nueva.
Tal parece que habito en el subsuelo
Donde ángeles y demonios maquinan
Su propio fuego y ardo en su hoguera, me quemo
Sin saber que lugar es el mejor, ni si existe el
Otro cielo, que en algún momento entre tantas
Pesadillas y tormentos, pueda yo alcanzar
Y elevarme y subir y llegar y reposar este
Cansancio y apatía que ahora siento.
Me asfixia la cobardía, la ignorancia que padezco
Este camino marcado que no entiendo, no comprendo
Este destino oxidado y pasado macilento que se aferra
A mi costado, esta laxitud de la que nada obtengo
Tremendo delirio, Delírium trémens… Así se quiebra
La mente; Así, hasta los versos resultan incoherentes
Así arrebujo en un puño el total de un presente
Indiferente, ni cálido, ni gélido, no hay nada
Y nada se siente, más que un mudo testigo
De un orfebre lacrado, sin contenido, ni continente
De pronto fluye la queja, esta que me retiene
Y a la vez me aleja
Canalla y desconsiderada, pueril, siempre apegada
Tan sutil, tan actual y, tan vieja…


Raquel Herrero

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