sábado, 24 de octubre de 2009

OLOR A SILENCIO




OLOR A SILENCIO
Una nube densa, un olor a silencio
Un quejido constante, una llamada
Un lamento
Un querer despertar de un algo
Que atenaza muy adentro
Aprender a reposar entre las líneas
De los amados versos.
A comprender como entre ellos;
Iban ocultos los secretos
Esas voces de dolor, de verdad
De sentimientos.
Voces calladas, entretejidas entre
Pétalos rosados, mecidos y acunados
En el Ocaso de los vientos.
Liturgias acaecidas que son,
Como juramentos
Mentiras que se proclaman
Queriendo desdibujar la intimidad
De los mandamientos…
“Los nuestros”, esos tan sagrados
Que no se permiten asomar
Ni vivir, ni respirar, ni dar
un solo grito, ni gozar
Porque temen al castigo
De los propios dioses, dejándose
Reconstruir en frustraciones
Cada día, cada tarde, cada noche
Y en ese falso abrigo
Tan lleno de reproches
Se cubre el orgullo, para que no quede
Congelado después de tanto derroche.
Son palabras malgastadas que no supieron
Escuchar una verdad que brillaba
En sus pupilas en cada vigilia,
En cada alborada, en cada llama sagrada
De los cuerpos encendidos en la noche.

Raquel Herrero

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