ATURDIMIENTO VORAZ
Es el Eco del silencio,
El que llega para aturdir,
Para agasajar con su insolencia los recuerdos
Aquellos que marcan en la piel
Cada huella de tanto llano desierto
Entremezclado de gritos lastimosos
Gritos airados, vocablos rotos
Y sabor amargo en la boca, que mastica
Para poder digerir y tragar
La impresentable y cobarde retirada de la vida
De modo inconsciente, se consiente
Se mira hacia el interior y la incordura pretende
Pagar algún error, con la mirada al frente
Descubrir que tal vez, queramos redimir
Un supuesto pecado, un pensar diferente
Cuando callamos ese nombre del amor
Que nos cruje, como cruje el desequilibrio de los huesos
Como cruje el zigzagueo entre los dientes.
No está preparado el mundo, ni el hombre
Para aceptar su derrota, lo “indigno” de proclamar
Que sólo por amor, despide su esencia el alma rota
Que llegaron a destiempo las flores que perfuman
La piel que exuda su llanto en la sien
La penitencia dicta su sentencia
Es del prójimo el perfume que pretendes
Son otros los ojos que brillan junto a él
Tu sentimiento hace ya tiempo, es y fue pecaminoso
Es obvia la cruz que has de llevar por él
Posiblemente, redimiendo de modo erróneo
El haberte aferrado a un cariño tan hondo
Del que no puedes ni te quieres desprender
Misterios al descubierto, de un camino incierto
Que en algún momento comenzaste a recorrer
Tus pasos, llevaran siempre encadenados
Los silentes latidos, lacerados
De aquél sobreviviente qué por no morir
A un hierro rojizo, candente…se aferró
Si te preguntan, no reniegues de lo evidente
Es un amor insuficiente, tristemente insuficiente
Que desde siempre te esperó.
Raquel Herrero
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