NO ME SIGAS
Vi el mundo
ante mí
a través de
sus ojos.
El gozo gentil,
el arrojo.
Vi, claro como
el agua,
motivos para vivir.
Más la densa
niebla
de una oscura
noche;
La sed insaculada, la oruga
vil
apegada a mi
sombra
se demarcó inexistente
y en su
remontada
casi, me vio
morir.
Cómo son los
grilletes de la
esclava
Qué puntal de
su cerraje
se ha clavado
tanto en mí;
Que apenas distingo
la oscura morada
de aquella otra,
principio del fin.
Si fueron los
candiles de sus
ojos,
aquellos que guiaron
mi existir;
Cómo es que
ahora, ciega,
consumo mi quebranto
y en este “esperanto”
sigo rogando por ti.
Lamer la piel
herida
Surcar el abismo,
llorar la vida
son hoy las
secuelas,
la potencia del
golpe,
el ardid de
la espuela.
Caballo salvaje que
al jinete patea.
Laxitud,
vacuidad, macilenta tarea
en este angosto
viaje
de trajes raídos,
de rancio equipaje
donde cada recuerdo,
es un ente volátil.
Desde su iris
cristalino
quise aferrarme a
su mundo
El rumbo he
perdido
No me sigas
pueril vagabundo
No me sigas.
Raquel Herrero
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