DERECHOS DE AUTOR
No creas que
soy especial
Yo, también he
sentido la rabia,
el dolor
La plena y
absoluta “insatisfacción”
La débil fortaleza
de un pájaro
herido
El fin de
un camino…
He sentido, la
dulce y confusa
euforia,
embebida en el
lagar
Yo, he tomado
como mía la
palabra
Y con ella,
creado la senda
que habría de
llevarme a otro
lugar.
Un mundo perfecto,
sin roces ni caídas
Un hemisferio, alejado
del mal.
Me propuse, ser
parte de tu
piel
Encarnar con mis
labios la salida
Volverte a encontrar
Para poder sentirte
sangre de la
vida;
Pecho inclinado en
mi costal
Caricia de la
noche oscura y
triste
Volcán, que ardiente,
sublimara
esta sed de
amar.
En vano, se
desgastaron las suelas,
la hoz, el
arco, la espuela;
pudieron mucho más.
Miraba al Cielo
infinito
Te veía en
cada estrella
y hasta la luna creciente
se hizo amiga
cómplice, compañera.
Para dejar en ti…, mi
huella.
No soy especial
Ni barroca, ni
gótica, ni altanera
Soy sencillamente
harina de otro
costal.
Me tomo esta
licencia
cuando todo mi
ser, toma conciencia
de lo mucho
que ayer amé.
No hay camino
de vuelta
Ni pisadas que se puedan
volver a recorrer.
Los mismos ojos,
perciben otras miradas
y hasta la
misma lágrima
confunde su afluente,
y se aleja
vencida a favor
de la corriente.
Nada y todo;
es inminente.
Por segundos la
suerte está echada
y sabemos que
la escarcha se
disuelve.
Nacerán nuevas, otras
madrugadas
Mientras el único
sol, caldea nuevamente
Ni tú ni
yo, habremos de
vivir eternamente.
Te dejo, en
tu nido de amor
Mientras yo; hago
el intento de disolverme
Apagando el pasado
en las aguas
profundas de otra
fuente.
He de beber,
por no morir
ahogada
en brazos de
la penumbra
Que al igual
que tú…
Ya nada siente.
Raquel Herrero
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