SIBILANCIAS
Tan querido y
tan lejano
Tan obvio el
amor que embelesa
y se mantiene
presa de un
destino falaz
Qué hacer cuando
es groso el
reclamo
y otro amor
esclavo le obliga
a soñar
Sin tiempo, sin
latitud, sin aspereza
Tan solo con
el alma envido
y presa
esperando lo que
nunca volverá
Cuánto amor se
ha perdido en
la contienda
Cuanto beso furtivo
se ha negado
a besar
Aun sabiendo que
un rictus de
labios
humedece la piel
que procrea
Que unos senos
amamantan la herida
y en esa
mezcolanza, se oculta
su disfraz
Se debate el
querer en su agonía
Se rebela, se
impone, se niega
Se llora como
al duelo de
la morgue
Se impone la
ceguera por no
mirar atrás
¡Ay!, hombre, varón
que se enfrenta
como fiera
Que huye del
mal que han
provocado
quizás, su elevada
voluntad y su
soberbia
Déjalo estar…, no
le pongas más
candados a esa
reja
Calma esa furia,
escucha la sibilancia
de aquella que
dices querer sin
igual
No permitas que
agonicen
esas tus ansias
de amar.
Raquel Herrero
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