QUISE SALIR
La gran
avenida, sus bifurcaciones
El hombre
que camina, sus
razones
Así se
enfrenta cada mañana
marcando el
paso de sus
estaciones
En esta
inmensidad, en esta
urbe
nos encontramos,
nos enfrentamos,
pasamos de
largo y en
ocasiones
algún saludo,
alguna sonrisa, algún
agrado
aunque las
prisas reduzcan este
tiempo
manejado por
un reloj desaforado,
inoportuno, que
decide acelerar su
paso.
Deambulan juntos
la victoria y su fracaso.
Quise con
calma detener el
rumbo.
Observar cada
semblante uno a uno.
Descifrar, hacer
balance, desglosar
lo que
se muestra detrás
de aquella
máscara del infortunio.
Quise y
casi no pude
más que temblar
al contemplar cómo los rostros
desdibujados
derretían el
asfalto, mientras sutiles
los pies
aceleraban su
paso.
De qué
color son tus
ojos, me quedé
pensando.
Y tu
sonrisa…, en qué
lugar, en qué
zaguán
la has
olvidado.
Parálisis de
la piel en
este rostro empañado.
Tal vez,
solo tal vez
sea el momento
de cambiar
los pasos, de
meditar,
de darle
nuevo rumbo a
este universo literal
que camina
a su pesar
tan solitario…
No hemos
nacido para vagar;
Sellando nuestras
bocas, ocultando la
mirada
cerrando nuestras
manos, ávidas de
tantas cosas.
Quiero, alcanzar
cada sueño que
retuvo la memoria
Abrazar hasta
sentir como se
funden
la piel
desnuda de tu
cuerpo y de
mi cuerpo.
Elevarme, volar,
divisar este paisaje
que nos invita
a gozar.
Salirme de
este averno que
tanta pena me da.
Surcar el
firmamento y con el mismo
sentimiento
amar, amarte;
Por toda la
eternidad.
Raquel Herrero
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