sábado, 12 de diciembre de 2009

DONDE QUEDA






DONDE QUEDA


A donde queda la veracidad
Si no es entre los versos
Esos, de locos poetas o tal vez
Totalmente cuerdos
Ellos, que dejan su verdad
En el refugio perfecto
Verbos locos, sabios verbos
Que alguien comprenderá
Dependiendo del momento.
Quien no quisiera ser capaz
De asemejarme a ellos
De discernir la luz que navega
Por sus puertos
Ser capaz de acoplarse
A ese navío, que atestigüe la verdad
De ser muy tuyo y muy mío
Porque intuyo que eres tu y es
A mí a quien dedicas cada verso
Soy tu musa, la escusa perfecta
Para poder desabotonar los botones
De mi blusa.
Sí, se que soy la escusa perfecta.

No me nombras, no te nombro
Mantengo fidelidad al extravío
De mi juramento
Yo no hablaré… por mí, hablaran
Mis versos.
Y así por toda la eternidad
Viajarán estrellas en el firmamento
Tan reales como la oscuridad
A la que está sometida
Su lamento y mi lamento
Solo el poeta es capaz de infringir
Cada uno de los mandamientos
De ser el inhóspito dueño
De los siete pecados capitales
Dueño de la hembra o del varón
Que siempre dispuestos
Se refugian en los matorrales
Amantes perfectos
Que embeben cada ráfaga de viento
Por un instante, por un momento
En ese crepúsculo soñado
En ese deseo perpetrado
Tras la metáfora sutil
Poeta, poetisa;
Amamantado la hambruna
De esta hambre que ha nacido
En los efluvios de la plateada luna
Mudo testigo donde saciar la ansiedad
Del insaciable apetito
Por recibir, por entregar.

Raquel Herrero

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