SIN TU VOZ
Háblame, que me pierdo en tu silencio
Llámame, que no soy nada en estos versos
Mírame, que tus ojos es todo lo que tengo
No te miento,
Qué importa estar cubierto de gloria en este infierno
Qué importa mi enorme palacio
Si en él, no moras tu
Que importa la luz de mi grandiosa alcoba
Dime… Qué importa
Ni este lecho vestido de raso, ni esta alfombra
Si todo lo que piso es un fracaso, si de cada minuto
Sesenta segundos, eres tú, a quien añoro, tú, quien
Ocupa mi morada, para no sentirme esclava
De este infrahumano mundo.
¿Quién? Ha decido mi tormento, ¿Quién?
Ha elegido, mi lugar de nacimiento…
¿Quién? Elige mi destino, sin mi consentimiento
¿Quién? Se hará cargo de este inmenso dolor
Que cada día siento.
Tres claveles y una rosa, perfumaron el hedor
De la memoria
Taponaron el sangrado de mis heridas
Aliviaron con su presencia; tu lejanía y ausencia
Mas no pueden, saquear mi corazón
Arrebatar tu nombre, quebrar tu voz
Anular el espacio que te pertenece
Porque ahí, quise ponerte yo
Y no existe, fuerza humana, ni divina
Que arroje al abismo esta, mi decisión
Amarte, más que a la propia vida
Aunque la misma me niegue, derechos o razón.
Raquel Herrero
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