TODO, MENOS LA TRAICIÓN
Quédate ahí
Burbujeando alrededor de este nido
Quédate
Aunque no digas nada
Aunque tus alas ya no sean mi cobijo
Quédate, no quiero marcar
la huella de la ausencia
Ni tu olvido
Ni aquellas horas que nos convertimos
En águilas en pos de la carroña
No puedo, ni quiero cambiar
El instinto que protege
Esta enorme soledad en las alcobas
La tuya, la mía
Perennes, débiles, como la rama
De un arbusto cercano al otoño
Que jamás será hoja, ni flor, ni retoño
Pero es raíz, y como tal
Renace, en cada principio del fin
Quédate, engalanando el espejo
Observando, aprendiendo qué
No está huérfano mi jardín
Que a cada paso
Tengo el aroma, la fragancia de otras rosas
También de dalias, de calas, de claveles y jazmín
Observa, que la lluvia hizo nacer otra reserva
Para no morir.
Presagio, destino, sueños o quimeras
Todo cabe hoy, en esta pedregosa senda
Todo… menos la traición
De arrojarte hacia el olvido.
Quédate
Raquel Herrero
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