VIENTO ENAJENADO
Me pregunto qué se espera
de mi
ahora que el
incendio lo ha
arrasado,
ahora que tan
solo las cenizas
emiten chispeantes una
muerte anunciada,
un declive, un terraplén directo
a los infiernos.
Averno abrasivo que
yaga la piel.
Me pregunto, dónde
queda el ayer
para creer aun
en la presencia omnipotente
revertida en una
sombra vana, tan ufana
que niega ser
reflejo de la
nada, ostentando
finura, siendo tosco
alfiler.
Irreverente, le niega
el adiós a
la bravura
o, tal vez
sea que la cordura se
olvidó de él
y campa su
delirio en contrabando,
aferrando ido, los
hilos de un
ayer
¡Oh! Señor de
lo infinito, cuanta
demencia
se amaga en
nuestro finito ser.
¿Porqué regresas, para
no volver?
Si el camino
transitado da paso
a la vejez;
Cómo ha de
ser esa muerte
prematura
que grita, sufre,
llora, se acongoja
y ríe estrepitosa
sin saber cómo
ni porqué.
Raquel Herrero
No hay comentarios:
Publicar un comentario