INTERMINABLE
Mírame,
no veas en
mis ojos la
lucha de la
vida
ni esta triste
figura que alguna
vez delira.
Mírame en la
distancia, en las
causas perdidas,
en el frío
invernal, en la
paz contenida.
Mírame en el
arrojo, en la
llaga y herida,
en el flácido
sonrojo, en la
eterna agonía.
Mírame en los
sueños, donde no
hubo dueño,
en aquellas ilusiones
cedidas a la
pasión.
Mírame en las
manos de cansancio,
adoloridas
y en esa
espalda regía que
algún tablón dobló.
Mírame en la
lágrima que a
hurtadillas escondía
y en aquel
vientre voluptuoso que
a la zaga
te llevó.
Mírame,
no veas en
mi boca, sonrisas
amañadas
ni gemidos lacerantes,
ni muecas de
dolor.
Mírame de frente
con el alma
expandida;
Comprenderás
entonces el fruto
que germina
por un amor
de Madre tendido
e interminable.
No midas la
carga de quien
más te amó.
Raquel Herrero
Nunca pense vivo el momento y lo que me va saliendo abrazos
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